La reja consta de cinco paños. De éstos, el central está formado por tres cuerpos y ático, distribuyéndose en cinco calles. La compartimentación en calles es realizada por pilares, barrotes de mayor grosor, que además de servir de elementos sustentantes se convierten en los elementos de articulación del conjunto. En la central, mucho más ancha, se alberga, en el cuerpo inferior, la puerta de dos batientes. En cuanto a los cuerpos, los dos inferiores, están formados a base de barrotes entorchados cuyos tercio superior, en el cuerpo bajo, e inferior, en el alto, se adornan con formas lanceoladas y circulares. Ambos cuerpos se encuentran separados con un potente friso, bandas de desarrollo horizontal, que no sólo rompen la monotonía de los barrotes, si no que también sirven de enmarque a elementos decorativos, remate del segundo cuerpo, o albergan la inscripción alusiva a la fundación y patronazgo del templo como en el friso inferior. El tercer cuerpo, de menor altura que los anteriores, es el más liviano de toda la estructura y el que ofrece una mayor riqueza ornamental. En éste, las cintas caladas o filacterias y diversos elementos vegetales se enlazan formando arcos mixtilíneos, claramente heredados del mundo gótico. Junto a ellas, coronas de laureles, procedentes de un incipiente lenguaje renacentista, encuadran diversos escudos heráldicos de carácter religioso. Estos motivos, realizados en chapas recortadas, se completan con los flameros, prolongación de los elementos de compartimentación de las calles, y roleos y grifos de tradición clásica.
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